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La vigilancia masiva todavía ocurre hoy en día y no resulta muy sorprendente darse cuenta de que, desde las revelaciones de Edward Snowden (el denunciante de la NSA), muy poco ha cambiado. ¿Qué ha cambiado? Nada muy relevante en términos de acabar con la vigilancia masiva. Hasta ahora, la mayor victoria ha sido la abolición del «privacy shield» por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJEU).
En este artículo, explicaremos lo que es la vigilancia masiva, lo que implica para usted como consumidor y si hay manera de detenerla.
¿Qué es la vigilancia masiva?
La vigilancia masiva es la recolección y análisis sistemáticos de datos. Es indiscriminada, lo que significa que incluso los ciudadanos más respetuosos de la ley están sujetos a esta recolección masiva de datos. La vigilancia masiva es una gran amenaza para nuestros derechos humanos básicos y para nuestra democracia. Imagínese que cualquier cosa que usted diga o escriba se registre y se almacene en un gigantesco centro de datos. ¿Para qué? Los gobiernos del mundo dicen que es para nuestra protección, para identificar potenciales amenazas y detenerlas antes de que se ejecuten. Esto puede ser cierto, pero no justifica la necesidad de implementar vigilancia masiva. La mayoría de los gobiernos, que no solo el de los EE. UU., llevan a cabo operaciones de vigilancia masiva.
¿Cómo se realiza la vigilancia masiva?
Existen alianzas de vigilancia entre países, por ejemplo las llamadas los Cinco Ojos, los Nueve Ojos y los Catorce Ojos. Estos acuerdos les permiten a los países compartir los datos recolectados a partir de las operaciones de vigilancia masiva. El acuerdo más agresivo es el de los Cinco Ojos. Países como los EE. UU., el Reino Unido y Australia participan en el acuerdo. Si usted vive en uno de estos países, puede esperar un muy elevado nivel de vigilancia.
Sin embargo, no solo hay gobiernos entre los aficionados al fisgoneo. Compañías de Big tech, como Google y Facebook actúan como intermediarios ante nuestros gobiernos. Estas compañías entregan los datos incluso sin que las agencias gubernamentales las obliguen a ello. Simplemente se los dan. Dele un vistazo al pantallazo de abajo para hacerse una idea de qué tipo de datos “pueden” ir a las agencias de espionaje del gobierno. Esto no es más que la punta del iceberg, puesto que muchas más cosas ocurren entre bastidores, de las cuales no tenemos ni idea. Más información acerca de la NSA espía a Facebook por espionaje.
Al interceptar todas sus comunicaciones no encriptadas en línea, son capaces de elaborar perfiles de sus usuarios. Y con «ellos» nos referimos tanto a gobiernos como a conglomerados.
Algunos ejemplos de esto: todos sus mensajes en canales de redes sociales y todos sus correos electrónicos. Básicamente, cada vez que se comunique en una red no cifrada, puede asumir que alguien le está escuchando. ¿La solución? Pues cifrarlo todo. Sin embargo, profundizaremos en esto más adelante, puesto que no es nada fácil.
Por qué la vigilancia masiva debe preocuparle
La vigilancia masiva debe preocuparle incluso si usted no es un terrorista o un delincuente. Imagínese que cada vez que usted vaya a disfrutar de un momento privado, alguien entre en su casa sin tocar la puerta para dar un vistazo. Espantoso, ¿no? El mismo concepto se aplica a la privacidad en línea: cualquier cosa que usted diga puede «potencialmente» ser interceptada.
Por qué la vigilancia masiva es perjudicial para nuestra sociedad:
- La vigilancia masiva destruye nuestra democracia y todo lo que esta representa
- Crea un entorno hostil, lleno de sospechas, dudas y amenazas
- Sus aplicaciones no están claras
La vigilancia masiva no solo es una violación de nuestros derechos humanos básicos, sino que aún no sabemos cuáles son sus aplicaciones. ¿Por qué se recopilan nuestros datos y con qué propósito? ¿Cómo se usarán nuestros datos en el futuro? Hay tantas preguntas, pero tan pocas respuestas. La existencia de la vigilancia masiva ha sido completamente revelada, y sin embargo sigue ocurriendo en el 2021. Otro dato perturbador que debería preocuparnos a todos es que la vigilancia masiva crea un entorno que estimula al miedo y la sospecha.
Los individuos que saben de la vigilancia masiva se expresan de manera diferente y no dicen lo que quieren decir. Por el contrario, dicen lo que los gobiernos quieren oír. Si esto no se detiene en los próximos dos años, la vigilancia se volverá más agresiva. Por ejemplo, en una década o menos es posible que la policía sea investida con la suficiente autoridad como para allanarle su morada a causa de algo que usted haya dicho en línea. Parece una escena de una película distópica. Es posible que no haya ocurrido aún, pero podría ocurrir si no paramos a la vigilancia masiva.
¿Hay manera de acabar con la vigilancia masiva?
La respuesta no es tan sencilla como puede parecer. Es similar a preguntarse cómo acabar con el racismo. No hay una política, o una regla específica a la que apelar. La única manera de combatir la vigilancia masiva sería cifrar todas y cada una de las formas de comunicación en línea, literalmente. STARTTLS no es suficiente, el cifrado de extremo a extremo es obligatorio para que esto pueda hacerse. El cifrado de extremo a extremo garantiza que ningún intermediario pueda leer el mensaje en su trayecto hasta el destinatario previsto. Sin embargo, hay gobiernos que están intentando prohibir el cifrado para que no podamos obstaculizar sus programas de vigilancia. Otra manera de hacerlo es apoyar a las ONG que luchan por la privacidad en línea. Mailfence hace donaciones a organizaciones como EFF y EDRI.
Los senadores de los EE. UU. están intentando aprobar la Ley de Acceso Lícito a Datos Cifrados (LAED, del inglés Lawful Access to Encrypted Data Act). Básicamente, es una ley que les permite prohibir el cifrado de extremo a extremo. Al momento de escribir este artículo, la ley no había sido aprobada. Sin embargo, si así ocurriese, sería catastrófico para nuestra democracia. La UE emitió el borrador de una resolución de cinco páginas con el propósito de explorar futuros enfoques para prohibir el cifrado. Otra manera de dificultar la vigilancia masiva es dejar de usar software «gratuito» de los grandes actores de las «Big Tech». Tal como dijimos al comienzo del artículo, estas empresas les entregan enormes cantidades de datos a las agencias de espionaje. Lea esta carta abierta, cooperación de Mailfence y otras empresas tecnológicas.
Conclusión
La lucha contra la vigilancia masiva será fundamental para proteger nuestra democracia. Sin embargo, si nos unimos y luchamos por ello, puede haber una posibilidad de acabar con todo esto. Debemos luchar, porque nuestros derechos humanos básicos y nuestra democracia dependen de ello.
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